I. Protesta
¿Cómo quieres que te quiera, Soledad?
Cuando al concederte mi compañía,
me escondiste bajo contraseñas,
y me encarcelaste entre acertijos.
¿Cómo quieres que te quiera, Soledad?
Amas mi presencia,
pero odias que no desee compartirla contigo.
Odias mi ausencia,
pero amas que mis partidas choquen con el desamor.
II. Propuesta
Compañera mía,
Sé que he sembrado muchas dudas,
pero a ellas les obsequio esta respuesta,
que desnuda nuestras esperanzas,
actualmente sumidas en recíproca inconsciencia:
Cuando tu amor constituya renuncia,
te dedicarás a dejarme partir,
y ciertamente desde ese momento,
procuraré enamorarme de ti.
martes, 17 de enero de 2012
sábado, 14 de enero de 2012
De las relaciones humanas
Las relaciones humanas recurrentemente funcionan como meras reuniones de dos o más ejercicios masturbatorios...
Suscribirse a:
Entradas (Atom)