sábado, 30 de julio de 2011

miércoles, 27 de julio de 2011

La linda casa

Una linda casa no la construye
ni un profesional arquitecto,
ni tampoco un diligente obrero...

La linda casa sólo puede ser construida
tanto por un profesional arquitecto
como por un diligente obrero...

miércoles, 20 de julio de 2011

Epitafio de un rapsoda ignorado

I. Del romanticismo anhelante del pasado


Ayer, caminando por entre las calles de edificaciones desproporcionadas, mis ojos destacaron uno de los últimos vestigios contumaces que nos recuerdan que la ciudad tuvo un ayer: una avejentada, pero hermosa fachada de casa estilo colonial de poco más de tres metros de alto (mi mala visión podría desvirtuar mi cálculo), tatuado incesantemente por decenas, quizás cientos de personas.

Entre medio de tanta línea irracional, que en ocasiones lograba una cierta figura distinguible -otra cosa es hablar de su valor estético-, tímidamente se expresaba un anónimo juglar urbano:

"Ayer, alcohol amante,
destructor de pasiones,
viciaste mi voluntad,
alejando por siempre a mi amada.

Amor mío:
Anhelo tu perdón,
porque fue aquel elixir quien te despreció,
mi existencia yacía inconsciente,
e impotente,
ante mi vulgar decisión de desamor.

Hoy tu Adiós es motivo de mi desolación...

Mañana, Amada mía,
optaré por un descanso errante,
en algún muro apoyado,
bajo algún manto cubierto,
sobre algún piso mojado.

Aquí deposito mi último suspiro,
escondido a la vista de todos,
en este viejo muro confesor
de este alcohólico pecador"

Como no queriendo sentirme complacido por la existencia pertinaz de tan añeja construcción, no muy lejos del escrito sin autor visible se posó con arrogancia un reducido cartel que sellaba, tristemente, la futura y cierta defunción de aquel viejo muro:

"Próximamente, un Nuevo Centro Comercial para la Capital"


II. Al agrio presente indolente


Acabo de pasar buscando reencontrarme con el aedo arrepentido, pero la vieja fachada había sido asesinada por una máquina gigante para dar paso a otros cientos de departamentos agrestes, que le añaden un poco más de apatía a una ya descuidada ciudad.

Pero lo más triste de todo...

...es que otro poeta había sido silenciado para siempre por el progreso...

jueves, 7 de julio de 2011

Pregunta de infeliz solución

¿Dónde existe siquiera una porción de inocente
caridad,

cuando la educación constituye moneda de especulación
patrimonial,

siendo sólo el mejor postor señor del conocimiento
instrumental,

y venturoso garante de la integridad espiritual de la
humanidad?...

Ignominia contra la Educación

¡La educación como mercancía negociable
es un oprobio al justo anhelo del hombre
por una sociedad humanizada y humanizante!...

miércoles, 6 de julio de 2011

Juventud: Protagonista en la edificación de una mejor Sociedad

¿Es relevante sugerir la relevancia de la participación juvenil en la construcción de un país, de una comunidad, cuando siquiera se tiene claro si podemos concebirnos como un “ser cultural” homogéneo?

La forma de esta pregunta pareciera avizorar que mi respuesta será un rotundo “NO”. Sin embargo, mi respuesta es un categórico “SÍ”, y justamente es la extraña dialéctica homogeneidad-dispersión que sufre el mundo joven la que constituye el fundamento de la importancia que merece detentar la participación juvenil en el gran desafío de construir una sociedad mejor:

Comencemos asumiendo un principio: Hoy la sociedad ha acogido el individualismo como modelo de vida. Gracias a este axioma abrazado por la gran mayoría de los miembros de nuestra sociedad, nos hemos convertido en personas sedentarias, poco asiduas a tareas comunitarias, apáticas –salvo la queja rutinaria contra alguna persona o contra el sistema en general que dura uno o dos minutos-, quedamos bien con Dios y con el diablo…en fin, podríamos seguir enumerando todas las consecuencias de este dramático hecho fundamental.

Cuando hablo de que este "principio enfermizo" ha infectado a la sociedad toda, incluyo sin lugar a dudas a la juventud. En consecuencia, igual padecimiento sufrimos nosotros los jóvenes: tendemos más a ser clientes de bienes, beneficios, productos, garantías o placeres inmediatos; y gozamos de cosas que nos llevan a una felicidad que más bien brota del egoísmo. De ahí quizás también venga la dispersión cultural que enfrenta la juventud.

A pesar de lo anterior, nosotros, jóvenes, en ocasiones tomamos conciencia de que -en tanto clientela de un sistema individualista- los placeres y beneficios que gozamos no se comparan con lo que nos ha tocado sufrir: una educación mediocre, un sistema social de mercado brutal, la mísera estimación y verdadera discriminación contra nuestras aptitudes para alcanzar espacios de opinión o de representación ciudadana, la imposición de una “dictadura de trabajos indecentes”…y la lista suma y sigue.

Generado, entonces, dicho “examen de conciencia”, felizmente reaccionamos de una manera extraordinaria, obligando -de forma casi beligerante- al resto de la sociedad a detener su agobiante caminar para escucharnos y asentir a nuestras reivindicaciones, o al menos tomar una posición que refleje una alta valoración de nuestra voluntad seriamente manifestada.

Asimismo, en estos “examenes de conciencia” y consecuentes “destellos de conciencia social de la juventud”, no sólo exponemos ante el resto, sino que también recordamos nosotros mismos que existen cosas que nos distinguen de las generaciones en edad mayores y menores: la capacidad para trabajar en conjunto, la pasión con la que luchamos por nuestros ideales, la necesidad de ayudar a quienes han sido postergados, las ansias por ver un sistema más justo, una quintaesencia ideológica liberal, una actitud "rupturista", progresista y pluralista, entre otras varias.

Los movimientos universitarios de hace casi una década; la “Revolución Pingüina” de hace unos años; la destacada participación en la construcción de viviendas de emergencia y en la recolección de donaciones luego del terremoto; y los actuales movimientos ciudadanos a favor de la protección al medio ambiente y por una reforma educacional estructural son claros ejemplos de que en tanto jóvenes en ocasiones actuamos asumiendo nuestro debido rol: protagonistas principales en las grandes revoluciones sociales que determinan el devenir de nuestra sociedad.

Con todo, cual destellos, nuestra conciencia como cuerpo social edificante del desarrollo socio-cultural desaparece al momento de participar en las organizaciones vecinales, en la administración local o en las grandes estructuras del Estado; y no consideramos que la participación en la acción pública vecinal, municipal, provincial, regional y nacional puede servir como instrumento generador de aquellos cambios sociales que buscamos mientras disfrutamos de los antedichos “destellos”; ora como ciudadanos participando y exigiendo nuestros derechos en las políticas sociales locales o nacionales, ora sufragando en las elecciones de los más importantes cargos de representación. Perdemos así esa homogeneidad adquirida, ese “ser social” que se hace cargo de la reivindicación de sus propios derechos y de la de otros: “ya no soy más juventud, he vuelto a ser sólo un individuo aislado del resto en edad joven”.

Las causas de esta paradójica situación son primero exógenas, luego endógenas:

Primeramente exógenas porque hoy vivimos, convivimos, participamos y fomentamos una sociedad adultocéntrica, del cual los grandes damnificados somos justamente los jóvenes. El adulto construye la sociedad, mas no la juventud, porque padece del prejuicio insensato de que no posee las aptitudes suficientes ni la conciencia necesaria para llevar a toda la comunidad a un estadio de desarrollo superior al actual. Hoy, la cuestión se torna mucho más seria, toda vez que si bien los espacios de libre expresión existen, sobre todo gracias a la revolución tecnológica de las redes sociales, todas las expresiones juveniles son subestimadas por el mundo adulto de una manera escandalosa:

La juventud no exige expresarse libremente,
porque ese derecho ya lo puede abrazar;
lo que reclama es que el resto sea capaz de escuchar
y asentir a aquello que manifiesta en libertad...

Lo antedicho es fuente de la causa endógena, toda vez que este aislamiento del mundo juvenil respecto de la construcción de una nueva sociedad produce una dejación, una apatía, una resignación tal que lleva al joven a dispersarse, a reducirse a un mero individuo que poco y nada le interesa el devenir de la comunidad que lo rodea.

Ante la disociación tan brutal explicada en las líneas anteriores, no puedo sino alzar la voz y sostener que la participación juvenil en el desarrollo socio-cultural de nuestra sociedad no es sólo un medio importante para alcanzar un mejor estándar de vida como sujetos particulares, sino también una verdadera necesidad que sólo emanará de una juventud altamente consciente de su derecho a hacer de esta sociedad una más feliz.

Animo a los jóvenes a despertar sus conciencias para que nosotros como juventud busquemos reconocernos y ser reconocidos por fin como un “sujeto social” digno de dignidad y derechos; para que luchemos por aquellos cambios estructurales a que aspiramos; y para que nos posicionemos como verdaderos co-gobernantes de nuestro país.

Es menester entonces concebirnos como miembros activos de nuestra sociedad, como la fuerza estructural y estructurante de los nuevos caminos por los cuales toda la comunidad va a continuar su caminar. Es un derecho adquirido el llevar las riendas del futuro de nuestro pueblo en comunidad con las otras generaciones anteriores; y es nuestro primer deber reconocer, proteger y defender este derecho, como asimismo reconocerlo, resguardarlo, fomentarlo y promoverlo para las nuevas generaciones.

Y habiéndonos reconocido como miembros activos, personajes principales en este Gran Teatro del Mundo que ha creado nuestra sociedad, debemos inmediatamente exigir, reclamar, luchar porque el adultocentrismo sea erradicado definitivamente del cuerpo social, cual virus que desaparece luego de un tratamiento médico.

Nuestra propia historia y la de nuestros pueblos hermanos son significativos ejemplos de ello.

¡Luchemos por ser reconocidos por todos como los mejores obreros con los que puede contar nuestro pueblo!.


NOTA: Esta es una versión extendida del ensayo que fue elegido para obtener uno de los cupos para asistir al VIII Encuentro Binacional Chile-Argentina, realizado los días 1 al 3 de julio del presente año.

martes, 5 de julio de 2011

Elucidación de la actual jaculatoria juvenil

La juventud no exige expresarse libremente,
ese derecho ya lo puede abrazar;

lo que reclama es que el resto sea capaz de escuchar
y asentir a aquello que manifiesta en libertad.