Seguramente muchos se quedan con Claudia o Gabriel, y con justa razón...
Mas yo,
me quedo con Juan,
el buen padre de familia,
aquel chileno que yace ahí al medio,
entre izquierdas y derechas,
quien, indefectiblemente, padece aquella tortura permanente,
la más cruel de todas:
La del que habrá de pagar las consecuencias,
soportar las deudas contraídas,
por combatientes y opresores,
con cláusula de eternidad,
siendo que es, ciertamente,
el hombre más justo de todos.
(Con todo, prefiero ser también deudor).
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