Aunque quieras escuchar mi voz,
y aunque escuches mi voz,
ya te habrás ido,
algún destino demandó tu exilio,
o solamente
es un destierro voluntariamente escogido,
para abrazar algún otro camino.
Mientras tanto,
me quedo yo aquí,
quizás esperándote,
o quizás no,
cuestión de expectativas,
que bien pueden perderse,
entre las brisas polvorientas,
e hipócritas hojas verdes;
entre tantos carnívoros obsesos,
o los escasos veganos contumaces.
Mientras tanto,
me quedo yo aquí,
buscando comprender,
mi incomprensible
e incomprendida pertenencia
a un tiempo al que no pertenezco,
porque no me ha escuchado,
y a un tiempo que no me pertenece,
porque no he logrado hacerme (y hacerte) escuchar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario